Escalada: Encontrar tu grado de dificultad

Lo primero me gustaría dejar claro que este artículo no pretende reducir la escalada a números, ni pretende poner como referencia principal la máxima dificultad dentro de la escalada. Al contrario, el objetivo de este artículo es orientar y ayudar a aquellas personas que se estén iniciando en esto de la escalada a buscar un contexto de dificultad donde encuentren esa combinación mágica entre darlo todo y disfrutar. Pero antes de entrar en materia me parece importante incidir en el hecho de que si bien la dificultad es parte de la escalada, para entender y disfrutar plenamente de la escalada hay que ir mucho más allá que la dificultad. Os animamos a dejaros impregnar por el estilo de vida de la comunidad escaladora, donde la prioridad es el disfrute y el sentirse bien, el conocimiento y el respeto por las zonas y entornos donde se encuentran las zonas de escalada, la belleza de las rutas, la estética de los pasos, la contemplación de la naturaleza… La escalada es también un proceso de autoconocimiento, donde deberemos aprender a convivir con el miedo, a gestionar actividad y descanso, a ser pacientes, a mantenernos motivados, a encontrar “nuestro lugar” en la escalada, ese lugar donde disfrutamos mucho y nos angustiamos lo justo.

Y obviamente en este proceso la “bendita dificultad” tiene un peso, mucho peso, en mi opinión mucho más que el que debería, pero cada uno es libre de centrarse en lo que más le apetece. Y una cosa es la dificultad como escala y otra la dificultad como grado máximo. En este artículo nos centraremos en la dificultad como escala de referencia.

Tabla conversión de grados de escalada y boulder. YDS (grado USA) y French/sport (grado europeo de deportiva). Vermin (grado boulder americano) y Font (grado europeo de boulder, Font de Fontainebleau).

A nivel mundial para definir los diferentes niveles de dificultad en la escalada, existen diferentes escalas que cambian según el área geográfica donde nos encontremos. En Europa la más extendida es la escala francesa (no obstante Alemania, Gran Bretaña y Escandinavia disponen de sus propias escalas), aunque la realidad es que a nivel mundial las más extendidas son la graduación francesa y la americana. Luego, dentro de estas graduaciones hay que diferenciar los grados de bloque (boulder) y los de vía. La escala francesa utiliza un código de números, letras y signos. Comenzaríamos en un I y II grados (sencillas subidas escarpadas), después III y IV grado (aquí, aún siendo escaladas sencillas, pasaríamos al uso necesario de manos para progresar) y a partir del V grado entraríamos ya en las dificultades más respetables donde la graduación cambia a número / letra (a,b o c) / signo (+), siendo actualmente el 6 el número más sencillo y el 9 el más dificil y en cuanto a las letras la “a” sería la más fácil y la “c” la más dificil, y para terminar sin signo sería un nivel normal en ese número y el “+” sería el nivel dificil en ese número. Por poner un ejemplo práctico, un 7a+, sería más dificil que un 7a (sin signo +) y más fácil que un 7b. Actualmente la rutas consideradas más dificiles del mundo están en un grado de 9c. Son Silence y Bibliographie.

Adam-Ondra-en-Silence-y-Alex-Megos-en-Bibliographie - muskers
A la izquierda Adam Ondra en Silence y a la derecha Alex Megos en Bibliographie, ambas posible 9c

Los grados de iniciación, sin duda son los que están entre un III y un V. Pero ojo, el terreno, tipo de escalada, roca, etc… pueden cambiar totalmente nuestra percepción sobre la dificultad. Por ejemplo un V en una vía de escalada deportiva bien equipada puede ser una vía fácil, mientras que un largo en este mismo grado de una vía “de la vieja escuela”, a 300 metros del suelo y con seguros flotantes (seguros de quita y pon propios de la escalada tradicional) distanciados puede resultar una pesadilla hasta para el/la más curtidx de los escaladorxs. Asímismo alguien puede tener un grado de 7a en su zona habitual de escalada, y no poder resolver un 6a de fisura… ya que es un tipo de escalada muy peculiar que requiere de mucha experiencia en la misma.

En los gimnasios comerciales normalmente existe la figura del route setter (diseñador de rutas), que va configurando los diferentes pasos para que después lxs usuarixs los puedan probar. Normalmente en estos gimnasios la escala de dificultad va por colores, cada gimnasio utiliza los colores y escala que le parece y los indica mediante hojas o carteles para que los usuarios sepan lo que escalan.

En estos centros no hay mayor problema para probar los “pasos” que nos apetezca, al fin y al cabo si nos caemos lo hacemos sobre una colchoneta, y rara vez estos pasos implican algún tipo de peligro, más allá de una lesión (que no es poco…). No obstante, lo ideal es tener la costumbre de probar pasos que nos obliguen a “apretar” pero que veamos “factibles” y antes o después acabemos encadenándolos, es la manera ideal de evolucionar, ya que sí siempre aspiramos a pasos por encima de nuestras posibilidades, aparte de resultar fustrante, poco vamos a mejorar ya que no seremos capaces de hacer muchos movimientos seguidos, por lo que no podremos “entrenar” en condiciones… por el contrario si siempre hacemos pasos demasiado fáciles, evolucionaremos pero muy lentamente.

En roca el tema es bien diferente… entra el factor miedo que lo cambia todo. Pero no es el único factor. También cambia drásticamente la manera de escalar, la fuerza física tiene mucho menos peso y sin embargo la técnica cobra muchísima importancia. Alguien que anda muy fuerte en los desplomes de un rocódromo, puede tener serios problemas a la hora de mover su cuerpo en pequeñas regletas y pies en adherencia… Por lo que lo mejor en la escalada en roca es empezar por probar un grado muy bajo y gradualmente ir probando un grado mayor hasta que descubramos donde intuimos o vemos que está nuestro límite. Lo mejor es empezar por probar un IV o un V, después un V+, un 6a, un 6a+, etc… hasta que demos con nuestro techo. En roca también hay una gran diferencia en escalar de primero o escalar de segundo. Si escalamos de primero nos exponemos a los temidos “vuelos”, es decir, si caemos, caemos la distancia de cuerda que tenemos hasta el último seguro más la “comba” que pueda haber dado el/la asegurador/a, más lo que estira una cuerda dinámica. Normalmente estos vuelos no entrañan ningún peligro, pero dan miedo… si vas de segundo y te caes, lo normal es que casi te quedes donde estas. Pero en la escalada “encadenar” una vía supone escalar de primero una vía sin caerse. De segundo puedes hacerla sin caer, pero en ningún caso se considera esto un encadenamiento. Pero yo recomiendo comenzar a escalar siempre de segundo y una vez sintamos la confianza necesaria, podemos probar a escalar de primero en vías en las que los seguros no alejen demasiado, o vías que estén muy por debajo de nuestras capacidades, y poco a poco ir probando retos mayores. Es importante elegir vías que nos den la sensación que nos van a dar lo que nos gusta, es decir, si nos gustan las vías con ambiente, con distancia entre los seguros, etc… ir a por ellas, pero si por el contrario sabemos que ese tipo de vías nos pueden llegar a bloquear por el miedo, debemos elegir vías donde veamos que los seguros no alejan demasiado permitiéndonos centrarnos al 100% en la escalada. Poco a poco ya iremos mejorando y probando vías más dificiles y de mayor compromiso.

¡Al vuelo!

Con el tiempo, puede que nos pongamos muy fuertes en el rocodromo y queramos trasladar eso a la roca, no es tan sencillo, aquí no hay trucos, la roca es la roca y la resina es la resina. Si se quiere escalar fuerte en roca hay que escalar en roca, la resina ayuda pero según en que tipo de vías puede llegar hasta a perjudicar. Si vamos sobrados de fuerza, confiaremos demasiado en esa fuerza, y en rutas muy técnicas la fuerza no sirve casi para nada por lo que esa focalización de nuestra manera de escalar en la fuerza, jugará en nuestra contra en vías en las que debemos “bailar” en vez de “remar”…

Caroline Ciavaldini en la primera ascensión femenina de la técnica The Quarryman en las canteras de pizarra de Llanberis (Gales – Reino Unido)

Otro problema suele ser el querer llegar a un grado muy alto en poco tiempo, suele ocurrir que cuando escalamos con gente muy fuerte o tiramos de YouTube y nos fijamos demasiado en el rock star system, sentimos la necesidad de estar continuamente probando las vías que están probando lxs fuertes y pensamos que si probamos muchas vías difíciles, acabaremos por hacer alguna… el problema es que si pasamos nuestras sesiones colgadxs como chorizos probando pasos sueltos en rutas en las que casi ni podemos respirar por el esfuerzo, prácticamente no evolucionamos, ya que no adquirimos la fluidez tan necesaria en la roca. Yo personalmente recomiendo probar de vez en cuando una vía en nuestro límite, pero que en nuestras sesiones lo normal sea escalar medio grado por debajo de nuestro nivel el máximo posible de vías, acumular metros, si son “a vista” mejor. Escalar “a vista” significa entrar en una ruta por primera vez y sin más información sobre la vía que lo que podemos ver desde pie de vía. Este tipo de escalada nos obliga a buscarnos la vida sobre la marcha, a veces la vía nos permite trazar una estrategia y otras nos obliga a improvisar, es donde más y mejor se aprende a escalar.